sábado, 15 de noviembre de 2008

"Un guión sin importancia", mi único corto de ficción

El inicio del año 2003 fue bastante difícil, pero los dos meses de paro nacional no me hicieron parar a mí. Ya había comenzado a preparar mi ida de Venezuela a Italia, había ganado una beca del Ministerio de Relaciones Exteriores italiano para estudiar un master en "Narratologia e Media" en la Universidad de Urbino. Pero en el tiempo muerto tenía que hacer algo.

Por esos tiempos tenía una idea que me daba vueltas en la cabeza: hacer un corto basado en un cuento de Cortázar con mis amigos que estaban sin trabajar a causa del paro. Mi primo, Luis Duque, fue quien más me apoyó más en esta idea, así como Guaritoto y Luis "Foncy" Godoy de Katara Productions, que se encargaron de la parte técnica. En el equipo tuve el privilegio de contar con el gran sonidista y amigo Josué Saavedra... quien ha hecho quien sabe cuantos largos en su vida.

Los actores que participaron también fueron un lujo, todos amigos claro está. Antonio Delli, que interpretaba el rol protagónico, Luis Carreño, coprotagonista, y entre los secundarios estaba mi gran amiga Malena González, William Cuao y Carlos Arraíz.



Pero yo creo que lo más valioso del corto no fue que se hizo en dos días prácticamente sin dinero, sino que lo grabamos con unas camaritas que eran unas generaciones anteriores a las pinhole, y que se habían usado para un reality show. Cada cuadro estaba compuesto a su vez por cuatro cuadros más, es decir que en mis storyboards 1 plano estaba compuesto por 4 puntos de cámara diferentes; por estos motivos montar un plano era una odisea, y el Duque fue quien me ayudó muchísimo a resolver los problemas -tanto narrativos como técnicos- que nos íbamos encontrando en el camino.


La mayoría de los planos se grabaron con las cuatro cámaras al mismo tiempo. Estas, colocadas cada una en puntos diferentes de la casa- transmitían contemporáneamente la señal a un aparato -prácticamente como los que usan los sistemas de vigilancia de circuito cerrado- que dividía la imagen en cuatro y se registraba en un recorder en MiniDv. La fotografía lógicamente no podía ser la gran cosa visto la calidad de las cámaras, pero tenía la versatilidad de poder ponerlas y moverlas como quería. Fue un experimento técnico bastante interesante, porque no siempre el cuarto cuadro se grababa al mismo tiempo que los otros, sino que se insertaba luego en la edición, y aquí fue Luis Godoy quien dió muchísimo a la hora de editarlo.

Tengo que agradecerle a Katyna Henríquez que nos prestó su casa para rodarlo, e hizo la fotofija. Carlos Brito nos preparó de comer, Maya Gacía y Jorge Sucre echaron una mano en producción, y mi prima Carmen Lepage hizo la dirección de arte -además consiguió una foto fabulosa de Ana María Yanes que estaba en la sala-. Los créditos los hizo mi amigo Mike Escorihuela, y la música es de Famasloop, grupo de Piti González.

Para mí fue una experiencia bastante enriquecedora puesto que nunca había dirigido actores ni a un equipo técnico aunque fuese reducido, a parte de autoproducirlo y cumplir con culminarlo antes de irme a Italia, para no dejar este capricho intelectual incompleto.

viernes, 7 de noviembre de 2008

"Curiosities Around the world", 5 meses con la mochila al hombro

Al pasar tres años en el Departamento de Producción Original de HBO empezaron a generarse algunos cambios, entre ellos, detener la producción de estos magníficos documentales.

Era marzo del 2002 y mi amiga Mimi Bejarano de HBO me cuenta que, Happy Face Entertainment (productora audiovisual independiente de Freddy Fadel) está convocando a una serie de productores y operadores de cámaras a una reunión para explicar el proyecto Curiosidades del Mundo, en el que Mimi había participado hace muchos años. Después de la reunión habría una prueba individual: 1 hora de tiempo y una cámara de Minidv para grabar alguna curiosidad.

De allí surgió el equipo Happy Face. Eramos 12 locos (6 productoras y 6 operadores de cámara) que iríamos por el mundo a grabar micros documentales sobre "curiosidades" al más puro estilo guerrilla filmmaking. Mochila al hombro, cámaras Sony MiniDV, 50 USD diarios por persona, 1 billete de tren Eurail, y 1 billete de avión para hacer la vuelta al mundo, era lo que caracterizaba a esta producción low budget.

Erámos 3 equipos, cada uno conformado por 4 personas (dos productoras y dos operadores). Viajábamos los cuatro a los mismos destinos, y al llegar a cada ciudad nos dividíamos por zonas o por temáticas. Teníamos que cumplir unos objetivos diarios de grabación, que eran algo así como un micro y medio al día. Este sistema -con el cual yo nunca estuve muy de acuerdo- lo entendía muy bien mi compañero y amigo Guaritoto González, quien ya había hecho anteriormente estas alucinantes "giras", y era el líder moral del equipo. La parte logística de la producción la llevaba yo, y compartía algunas funciones con Guaritoto.

El proyecto se estructuró en dos fases. La primera fue de dos meses por Europa, luego estuvimos un mes en Caracas para preparar la siguiente "gira" (y dormir en nuestras camas), y en la segunda fase a cada equipo le tocó viajar por un continente diferente durante dos meses y medio. El tiempo total del proyecto fueron 6 meses, y les aseguro que fueron los 6 meses más intensos de toda mi vida.

En la primera "gira", a mi equipo nos tocó hacer el siguiente recorrido en tren:

-Grecia: Atenas (1 semana) y Patrás (1 día)
-Italia: Nápoles (1 semana) y Roma (1 semana)
-Bélgica: Bruselas (5 días)
-Holanda: Amsterdam (1 semana)
- Alemania: Munich (5 días) y Berlín (1 semana)
- Francia: París (1 semana) y Guaritoto se fue a Marsella.


En la segunda "gira" nos tocó el continente asiático y México. Con el billete de avión around the world le dimos literalmente la vuelta al mundo. Partimos desde Caracas, atravesamos el Atlántico e hicimos escala en Frankfurt; luego llegamos a Asia donde viajamos en avión casi todo el tiempo (excepto el trayecto en tren Pekín-Shanghai), y la vuelta fue por el Pacífico: saliendo desde Seúl, haciendo parada en San Francisco y llegando a la Ciudad de México. Nunca había hecho tantas horas de avión en mi vida, ni había cogido dos vuelos seguidos de 9 horas cada uno.

Los países visitados fueron los siguientes:

- Camboya: 1 semana entre Phnom Penh y Angkor Wat (¡esta maravilla no la pude ver yo!)
- Vietnam: Ho Chi Minh (1 semana) y pueblos del delta del río Mekong (4 días)
- Thailandia: Bangkok (1 semana) y 3 días más al sur... ¡no recuerdo el nombre!
- China: Hong Kong (1 semana), Pekín (1 semana) y Shanghai (1 semana).
- Japón: Tokio (1 semana)
- Corea del Sur: Seúl (3 días)
- México: D.F (1 semana)

Las lista de curiosidades grabadas superaba las 200, pero entre las que más recuerdo está la del sapo al curry que me tuve que comer en Ho Chi Minh City. Después de haber visto cómo el comensal elige el sapo que está en la caja de vidrio, cómo lo matan y toda su preparación, alguien se lo tenía que comer. Lamentablemente, el restaurante a esa hora estaba casi vacío y para terminar la historia la comensal del delicioso plato fuí yo! Bueno Guari se bebió la sangre de cobra recién matada y exprimida, así que tampoco me sentí tan mal.


Por supuesto que en Asia casi todo nos parecía curioso. El museo de zapatos miniatura en Pekín, con los calzados que usaban las mujeres ricas en la antigüedad, que cómo signo de nobleza debían tener el pie muy pequeño y desde niñas usaban unos zapatos que le impedían crecer al pie. O la pelea de grillos, la colección personal de ábacos de un anciano, la muralla china por supuesto, entre otros.

Pero la Ciudad de México también está llena de curiosidades; un ejemplo son los "toqueteros" de la Plaza Garibaldi, que son unos tipos que van con una batería de auto de la que salen unos cables y se les paga para que le permitan a uno darse unos "toques" de corriente. En Nápoles recuerdo el hospital de las muñecas (ospedale delle bambole) situado en la famosa calle San Biagio dei Librai, mejor conocida como Spaccanapoli, donde un anciano artesano y su hija reparan muñecas rotas, en un espacio colmado absolutamente de otras muñecas de todas las épocas y materiales inimaginables.


Lo más importante de esta experiencia para mí, fue darme cuenta de que es posible producir con 50 dólares diarios -sobretodo después de haber viajado con comodidades y buenos presupuestos en HBO-. Claro que probablemente a ese ritmo mortal hoy en día no lo aguantaría.